El contacto de la piel con el sol es imprescindible para el buen funcionamiento del organismo, pero aún así, un exceso de éste puede llegar a ser muy perjudicial y tener efectos nocivos para la salud. Actualmente, en el imaginario colectivo asociamos una piel bronceada a una piel saludable, ¡pero estos dos conceptos no siempre están relacionados!

¿Cuáles son los efectos secundarios de las radiaciones solares?

Existen diferentes tipos de radiaciones que se clasifican según su onda. Las que nos afectan directamente son:

  • UVB: son las responsables de las quemaduras en la piel y penetran a nivel epidérmico. También son capaces de alterar el ADN de las células y producir cánceres de piel.
  • UVA: entre el 30-50% alcanzan niveles profundos de la dermis y pueden llegar a ser igual de perjudiciales que los UVB. Aceleran el envejecimiento de la piel, inducen a la aparición de manchas, son las responsables de las alergias al sol y también pueden producir cáncer de piel.

¿Qué tipos de FPS existen y qué otras medidas de protección debemos usar para la piel y el cabello?

La mayoría de veces la radiación que llega a la piel y el cabello es superior a la que éstos pueden resistir, por lo que es necesaria una protección adicional. Los filtros solares previenen las quemaduras y cambios degenerativos de la piel y el cabello que causan los rayos ultravioleta.

Así como los fotoprotectores para la piel se encuentran en múltiples formatos, ¡los protectores solares para el cabello no se quedan atrás! Se presentan en forma de aerosol, broma o aceite, por ejemplo, y están especialmente formulados para proteger el cabello frente a los rayos UV, el cloro y la sal. Además, reparan la fibra capilar, nutren e hidratan el cabello evitando posibles roturas y previenen la pérdida de color. ¡Gracias a ellos no acabarás el verano con el pelo seco, decolorado y sin brillo!

Aparte de la fotoprotección, recuerda que también es fundamental seguir las siguientes medidas de protección:

  • Usa prendas de vestir adecuadas como los sombreros.
  • Utiliza gafas de sol que absorban la radiación ultravioleta.
  • Utiliza cremas de protección solar de amplio espectro (UVB y UVA) y de elevado factor.
  • Reduce el tiempo de exposición al sol.
  • Ten en cuenta las propiedades reflectantes de la superficie del suelo, que inciden en gran medida en la exposición UV.
  • Evita las pulverizaciones de agua, los perfumes y las colonias alcohólicas.
  • Utiliza fotoprotección aunque haya nubes.
  • Ten en cuenta los medicamentos que provocan fotosensibilidad.
  • Usa reparadores del ADN y antioxidantes después de tomar el sol e hidrata la piel.

Consulta al dermatólogo ante cualquier irregularidad de la piel y si lo necesitas, pídenos más información en la farmacia. ¡Te ayudaremos a escoger el mejor fotoprotector para ti! 😉