La gastroenteritis es la inflamación o hinchazón de la membrana interna del estómago e intestino, debido, la mayoría de las veces, a una infección de origen vírico. Esta patología viene a menudo acompañada de otros síntomas como vómitos, fiebre y dolor abdominal, y se denomina popularmente como “gripe estomacal”, ya que se produce cuando los rotavirus y norovirus alteran la capacidad del intestino para regular la absorción y la secreción de sales y agua.

Las gastroenteritis de origen vírico son las más frecuentes en los países industrializados, donde constituye una de las enfermedades más comunes en todos los grupos de edad y es una de las enfermedades más contagiosas, ya que se propaga fácilmente si se comparten cubiertos, alimentos o bebidas, y también a través del agua o alimentos contaminados por el virus, tocando objetos contaminados y después poniendo las manos o dedos en la boca, a través de superficies contaminadas o mediante el contacto directo con una persona infectada.

¿Cómo se trata la gastroenteritis vírica?

Por lo general, el principal objetivo del tratamiento es la prevención de la deshidratación. Por eso, se deben reponer las sales y minerales perdidos en la diarrea y el vómito mediante la ingesta de líquidos adicionales ricos en sales y azúcar, que pueden ser caseros (agua con limón, zumos de fruta sin pulpa…) o adquirirlos en la farmacia (soluciones de rehidratación oral con glucosa y sodio).

Este líquido debe ingerirse en cantidades pequeñas (de 60 a 120 ml) cada treinta o sesenta minutos, ya que tomar demasiado puede causar vómitos. Con bebés o niños pequeños, se puede utilizar una cucharilla o una jeringa.

En los casos más graves en los que el organismo es incapaz de retener líquidos, puede ser necesario administrarlos por vía intravenosa, sobre todo en los bebés y niños pequeños.

Normalmente, no se requiere ningún tipo de medicación ni tampoco existen medicamentos específicos. Si es necesario, se puede recurrir a los analgésicos para tratar el dolor y/o la fiebre, o los antieméticos, para mejorar las náuseas y vómitos.

Cuando los síntomas comienzan a remitir y el organismo vuelve a tolerar alimentos sólidos, pueden introducirse de forma progresiva alimentos suaves de la dieta habitual, sin exceso de grasa o azúcares (por ejemplo yogur natural, pan tostado, arroz blanco, jamón cocido , tortilla bien cuajada, pechugas de pollo hervidas oa la plancha, pescado blanco, manzana rallada sin piel, membrillo o plátano maduro).

¿Cómo combatirla?

La higiene y la correcta manipulación de los alimentos es clave a la hora de prevenir la transmisión de la gastroenteritis vírica. El tratamiento del paciente, en cambio, debe centrarse, sobre todo, en ingerir líquidos para evitar la deshidratación y extremar las medidas de higiene para evitar transmitir el virus al entorno cercano. Por lo general, haría falta:

  • Hidratarse despacio y tomar soluciones de rehidratación oral siempre que sea necesario.
  • Consumir arroz cocido y pechuga de pollo a la plancha, sopa de pasta, pescado hervido, así como frutas como el plátano, el membrillo, la manzana (pelada y rallada) y el níspero.
  • Lavarse las manos a menudo.
  • Manipular y conservar bien los alimentos.
  • Limpiar bien la cocina.
  • No tomar antibióticos ni antidiarreicos, puesto que pueden hacer que la infección dure más tiempo.
  • Mantener la deshidratación bajo control.
  • Consultar al médico si la sintomatología se alarga más de una semana.

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